Las cifras no son muy promisorias. En la encuesta 2013 sobre consumo de drogas en el país, sólo el 21,6% de los jóvenes dijo que fumar marihuana era riesgoso para la salud, contra 48% que pensaba eso dos años antes. El consumo, en tanto, aumentó de 15,6 a 30,6%, es decir, uno de cada 3 reconoció haberla fumado.

Las cifras señalan también que, entre los escolares, el consumo de tabaco ha disminuido en forma persistente, en cambio, si bien el consumo de alcohol se mantuvo estable sigue en niveles muy altos, especialmente, los que tienen consumo de riesgo, es decir, toman hasta quedar embriagados.

La directora ejecutiva del Senda, Lidia Amarales, asegura que las drogas más preocupantes en el país son las lícitas (tabaco y alcohol) y que, aunque las otras -pasta base, cocaína y marihuana- también lo son, no tienen la misma prevalencia en el segmento juvenil.

Pediatra, magister en Salud Pública, en el cargo de subsecretaria implementó la ley antitabaco en 2006 y luego continuó con fuerza la campaña por disminuir el consumo del cigarrillo desde la Fundación Chile Libre de Tabaco.

-¿Somos cínicos cuando nos enfocamos sólo en las drogas ilícitas y no hacemos cuestión de las otras?
“Es parte de lo que pasa a nivel mundial, la permisividad en el consumo del alcohol y tabaco es una realidad y están asociadas a nuestra cultura. Las drogas lícitas, tanto para la felicidad como la pena, eran parte de la normalidad; lo dicen las canciones. No hablaría de cinismo, diría que está arraigado en nuestra cultura”.

-¿La explicación está en que hay una conciencia mayoritaria, producto de la información que circula, de que las drogas duras tienen un mayor impacto en la salud, en cuanto a daño?
“No se puede poner todas las drogas bajo el mismo parámetro, porque cada una tiene sus propias características. Si hablamos de mortalidad es el tabaco, que es la primera causa de muerte prevenible; si hablamos de años de vida prematuramente perdidos, o sea, muertes prematuras en jóvenes y hombres, entonces es el alcohol.
“Aunque todas producen adicción, la pasta base y cocaína producen una adicción neuropsíquica que hace el consumo progresivo y eso altera la vida social y familiar de la persona”.

-¿En los jóvenes, el discurso sobre lo dañino de las ilegales ya no los permea?
“Lo que vimos en la encuesta es que la percepción de riesgo de la marihuana y cocaína bajó en los jóvenes. Ellos creen, sobre todo la cannabis, que no produce daño y la ven como una droga natural porque es una planta y más cuando la que llaman verde, lo que es un error, porque su componente provoca daño en el neurodesarrollo”.

Lidia Amarales afirma que la sociedad completa es la responsable de este cambio de percepción; no sólo los padres, que deben mostrar a los niños que iniciarse en el consumo es todo lo contrario a ganar libertad, sino que también los educadores y los medios de comunicación. “En el tema de la marihuana hay una sociedad que ha sido mucho más permisiva, ha habido todo un movimiento pro uso legal de la cannabis y eso, reforzado por experiencias como Uruguay o Estados Unidos. Eso instala que la cannabis no produce daño y también ha permeado la confusión entre el uso terapéutico y el recreacional”, dice.

-¿Qué efecto tiene ver que rostros del espectáculo, de la política, reconozcan ser consumidores y se muestren exitosos?
“Todas las personas tienen la libertad de consumir, en el ámbito privado, y de hecho la ley lo permite, pero creo que hay que tener cuidado. Los rostros somos líderes de opinión y en eso sabemos que lo que uno plantea permea al resto. Creo que hay que ser muy responsables; hay que tener cuidado; puede llevar a confusión el decir tan libremente que ‘soy exitoso y consumo’”.

Artículo completo en Tendencias&Mujer de emol

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