TIPOS DE CONSUMO

A. Consumo de bajo riesgo (1)

El consumo de bajo riesgo es un nivel que se considera “más seguro” o de “menor riesgo” respecto de consecuencias negativas o daños.

Si una persona decide beber, para hacerlo con menores riesgos debe tomar sólo 1 trago estándar en un mismo día, medida recomendada tanto en hombres como en mujeres.

B. Consumo intenso (Binge drinking)

El consumo de riesgo de alcohol es una manera de beber que aumenta las probabilidades de padecer problemas relacionados con el alcohol o complica el manejo de otros problemas de salud, sin ser un trastorno (dependencia o consumo problema). Se relaciona con una cantidad de consumo en un corto período de tiempo: más de 5 tragos en un mismo día para hombres y más de 4 tragos en un mismo día para mujeres.

El consumo de riesgo también se relaciona con las situaciones o condiciones del beber. En estos casos (niños, embarazadas o conductores), no importa qué cantidad se consuma, siempre será de riesgo, y por lo tanto, la persona nunca debe beber.

En Chile, el 62,8% de los escolares que bebieron alcohol en el último mes tuvo una borrachera, mientras que en población general la cifra llega a 21,3%.

C. Consumo Perjudicial / Dependencia (2)

Los criterios que definen los diagnósticos de “consumo perjudicial” y “dependencia” están definidos a partir de la Clasificación de Trastornos Mentales CIE-10.

c.1 Consumo perjudicial:

Forma de consumo que afecta la salud física o mental. Suele dar lugar a consecuencias sociales adversas de varios tipos.

c.2 Dependencia:

Conjunto de manifestaciones fisiológicas, de comportamiento y mentales en el que el consumo adquiere la máxima prioridad para el individuo, mayor incluso que cualquier otro tipo de comportamiento de los que en el pasado tuvieron el valor más alto.

La manifestación característica del síndrome de dependencia es el deseo, a menudo fuerte y a veces insuperable, de ingerir alcohol (u otro tipo de drogas).

El diagnóstico de dependencia sólo debe hacerse si durante en algún momento en los 12 meses previos o de un modo continuo han estado presentes tres o más de los rasgos siguientes:

Deseo intenso o vivencia de una compulsión a consumir una sustancia.
Disminución de la capacidad para controlar el consumo de una sustancia o alcohol, unas veces para controlar el comienzo del consumo y otras para poder terminarlo para controlar la cantidad consumida.
Síntomas somáticos de un síndrome de abstinencia cuando el consumo de la sustancia se reduzca o cese, cuando se confirme por: el síndrome de abstinencia característico de la sustancia; o el consumo de la misma sustancia (o de otra muy próxima) con la intención de aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.
Tolerancia, de tal manera que se requiere un aumento progresivo de la dosis de la sustancia para conseguir los mismos efectos que originalmente producían dosis más bajas (son ejemplos claros los de la dependencia al alcohol y a los opiáceos, en las que hay individuos que pueden llegar a ingerir dosis suficientes para incapacitar o provocar la muerte a personas en las que no está presente una tolerancia).
Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones, a causa del consumo de la sustancia, aumento del tiempo necesario para obtener o ingerir la sustancia o para recuperarse de sus efectos.
Persistencia en el consumo de la sustancia a pesar de sus evidentes consecuencias perjudiciales, tal y como daños hepáticos por consumo excesivo de alcohol, estados de ánimo depresivos consecutivos a períodos de consumo elevado de una sustancia o deterioro cognitivo secundario al consumo de la sustancia.