SENDA O’Higgins culminó con éxito su programa de Parentalidad 2025, realizando una emotiva ceremonia de cierre donde se reconoció la valentía y el compromiso de padres, madres y adultos cuidadores de las comunas de San Vicente, San Fernando, Rengo y Chépica. El objetivo central del programa fue aumentar el involucramiento parental directo en la formación y crianza de sus hijos e hijas, una misión que fue celebrada con la entrega de diplomas a quienes completaron el ciclo formativo.

La jornada de cierre contó con la participación del relator Guillermo Barrios, quien ofreció una presentación sobre la promoción universal de estrategias de crianza positiva. Estas estrategias, diseñadas para ser aplicadas de forma simple en los hogares, buscan aumentar los niveles de confianza de los adultos en el ejercicio de la crianza.

El director regional de SENDA O’Higgins, Carlos Leyton Verdugo, destacó la trascendencia de este compromiso: “Es un honor estar aquí cerrando este ciclo. Hoy no celebramos solo el fin del programa, sino que también la valentía para detenerse en medio de la vorágine y dice ‘yo quiero aprender, quiero mejorar, quiero lo mejor para mi familia’.”

También subrayó la fuerza del enfoque preventivo, señalando que la asistencia de los cuidadores es un testimonio de amor: “Al estar aquí demuestran que la prevención no nace del miedo ni del juicio sino del amor y del compromiso. Reconocer que necesitamos herramientas es la mayor fortaleza que le pueden ofrecer a sus hijos.”

El éxito de la convocatoria y el compromiso demostrado por los padres, madres y cuidadores de O’Higgins subraya la convicción de SENDA de que la parentalidad involucrada y positiva constituye un factor protector para niños, niñas y adolescentes (NNA). Al fortalecer las habilidades de crianza, fomentar la comunicación abierta y establecer vínculos de apego seguro, el programa contribuye directamente a disminuir las probabilidades de que los NNA desarrollen conductas de riesgo, como el consumo de alcohol y otras drogas. Este tipo de iniciativas no solo mejoran el ambiente familiar, sino que también siembran las bases para el desarrollo de jóvenes más resilientes y seguros, construyendo así una comunidad más cohesionada y protectora.