Mitos y realidades
- 1.
El alcohol nos pone “buena onda”..
Falso: El alcohol hace que la gente se desinhiba, pero hay quienes al beber tienen reacciones negativas que pueden provocar problemas con la ley, violencia, conflictos con la familia, la pareja o en el trabajo.
- 2.
Para pasarlo bien hay que beber alcohol.
Falso: El alcohol produce una “buena onda” temporal, que termina cuando se acaba el efecto. Beber en exceso puede traer un buen momento, pero luego podemos sentirnos cansados, deprimidos o nerviosos. Unas copas de más a veces puede traernos una “buena resaca”.
- 3.
La venta de alcohol está permitida a menores de 18 años.
Falso: La ley de alcoholes sanciona la venta u obsequio de alcohol a menores de edad. Quien lo haga arriesga penas de cárcel de 21 a 40 días y multas de 3 a 10 unidades tributarias mensuales.
- 4.
Una intoxicación grave con alcohol puede producir la muerte.
Verdadero: Si la intoxicación es grave, existe un alto riesgo de morir, ya que puede causar parálisis respiratoria y compromiso cardiovascular. También puede provocar pérdida de conocimiento, problemas respiratorios, gastritis crónica y alterar el funcionamiento del hígado, lo que puede llevar finalmente a una cirrosis hepática. Además puede provocar una hepatitis aguda que eventualmente puede causar la muerte.
- 5.
El consumo de marihuana no hace daño.
Falso: La marihuana puede generar dependencia. Su consumo produce dificultades en la capacidad de aprendizaje, problemas de concentración, altera la memoria inmediata y desmotiva.
- 6.
La marihuana no afecta los pulmones.
Falso: La marihuana afecta los pulmones porque el humo se retiene en ellos, conteniendo el monóxido de carbono. Esto inflama los pulmones y produce riesgos de contraer enfermedades como la neumonía, bronquitis crónica, etc.
- 7.
Mientras más joven se comience a consumir drogas, más probabilidades hay de ser dependiente.
Verdadero: Diversas investigaciones señalan que mientras más temprano se inicie el consumo de drogas, más probabilidades hay de generar una adicción (dependencia de las drogas). Esto se debe a que el organismo joven se encuentra en desarrollo y, por lo tanto, es más vulnerable a los efectos de las drogas.