$ 300 mil en un centro de tratamiento de tipo ambulatorio. $ 600 mil en un centro residencial. Detrás de esas cifras, hay historias de vida y lucha por salir del mundo de las drogas, que son prueba de que la recuperación es posible en los centros que respalda el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) en la Región de Atacama.

“Desde los 14 años, consumí droga. El tratamiento fue como un despertar de vida, no conocía esto, estar en familia, tener un trabajo y después de conocer a mi pareja. Encontré el apoyo que necesitaba, me sentí querido y salí adelante”, sostuvo una de las personas atendidas desde 2009.

“Es difícil salir de este camino después de tantos años, y yo sé que ustedes entienden lo que digo, fue todo difícil, las terapias, las psicólogas… Nunca voy a poder terminar de agradecer todo lo que ellos hicieron por mí”, agregó Miguel, cuya historia de esfuerzo hoy lo tiene como microempresario de la zona.

En esta ceremonia de egreso de la fundación Despertar, 18 personas lograron resultados positivos entre 2013 y 2014.

La directora de este programa intensivo, Carla Acuña Fuentealba, declaró que “aquí hay personas que han salido hace bastante tiempo y otros recientemente y es emocionante ver a personas que ya han culminado su proceso hace algún tiempo y para ellos es importante ser parte de esta ceremonia, ser parte de este testimonio que se quiere dar y han hechos esfuerzos de verdad, algunos muy grandes, para estar acá, por entregar sus palabras, aun cuando alguno de ellos manifestaron que no es un espacio cómodo, sin embargo, insisto es emocionante y gratificante”.

Más egresos

También la fundación Tierra de Esperanza tiene otro programa que es financiado por Senda Atacama y que comienza a tener sus primeros frutos. Es el Programa de Intervención Ambulatoria Comunitario (PAIC) Riviera.

Esta iniciativa se focaliza en infanto-adolescentes y tiene capacidad para atender a 20 personas que presenten consumo problemático de alcohol y drogas.

En su primera ceremonia, fueron cuatro jóvenes, quienes recibieron un testimonio y un diploma que da cuenta del éxito de su tratamiento, siendo este hecho un buen indicio, que al prácticamente cumplir un año, que ya tenga buenos resultados.

Pero para los egresados, sin duda el abrazo de una madre, o de un abuelo, es el verdadero premio de una familia al recuperar a un ser querido de una muerte en vida. “Me siento tan orgullosa de ti, te doy las gracias hijo mío, te quiero tanto”, dice la madre de uno de los niños al abrazar a uno de los egresados.

Carolina Ossandón Portilla, directora del PAIC Riviera, sostuvo que “no cabe duda que estamos viviendo uno de los días más importantes, en esta corta, pero fructífera historia de nuestro programa, hoy cuatro de nuestros queridos jóvenes, darán un paso trascendental en sus vidas, concluyen un camino que nadie dijo que sería fácil, pero con su esfuerzo, perseverancia y decisión, han sabido dejar atrás momentos difíciles, para mirar hacia adelante”.

“Esto demuestra que estamos haciendo las cosas, que los recursos del gobierno de la Presidenta, Michelle Bachelet se están empleando de manera eficaz y que debemos seguir por este mismo camino”, sostuvo la directora del Senda Atacama, Martha Palma, organismo que junto con financiar estos programas de tratamiento, también supervisa y capacita a los profesionales que allí trabajan.

“No queremos detenernos allí, queremos seguir trabajando en la prevención y en el tratamiento y estamos haciendo todos los esfuerzos para llegar a más atacameños con nuestro mensaje, al cual, como siempre, no depende tan solo de nosotros, sino que depende de que cada uno coloque y se comprometa con esta tarea, tal como lo pide nuestro intendente Miguel Vargas Correa”, agregó.

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