La directora nacional del Senda, Lidia Amarales, se refiere al cambio de estrategia ante la problemática de las drogas en esta columna publicada en el diario La Tercera.

La marihuana es la droga ilícita de mayor consumo a nivel mundial entre adultos y escolares, y son estos últimos los que reportan un aumento en la mayoría de los países.

El consumo de la cannabis en edades tempranas, donde aún no se completa la maduración del sistema nervioso, puede alterar funciones mentales como el aprendizaje, memoria y coeficiente intelectual, dejando secuelas definitivas en la adolescencia. Además, existe una población genéticamente predispuesta, en la que la marihuana puede desencadenar esquizofrenia o psicosis. Por ello, todos los programas de salud pública deben estar orientados a prevenir y evitar su uso.

Los datos obtenidos en el 10º Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar 2013, en relación con el consumo de cannabis, son muy preocupantes. La prevalencia anual de consumo de marihuana aumentó significativamente del 19,5% al 30,6%.

El alza en la prevalencia año -proporción de escolares que declaran haber consumido marihuana durante ese período- es consistente con una disminución en las percepciones de riesgo: consumo frecuente (48% el 2011/21,1% el 2013), no productor de daño (42,1%/49,6%), no generador de adicción (43,2%/54,2%).

Existe, además, asociado a la facilidad de acceso (38,7% el 2011/46,4% el 2013), un aumento de la exposición a la droga en el último año (25,6%/39,9%). Estas cifras resultan muy preocupantes y ponen en tela de juicio la política de control llevada adelante por la anterior administración.

Podríamos inferir -subjetivamente- que la “transparentación” en el uso de la cannabis, en el marco de los cambios que se han producido en los últimos años en el mundo, como la legalización de la droga en dos estados de EE.UU. y el proceso uruguayo, junto con una “despenalización social” de la marihuana en algunos políticos, personas del espectáculo y un segmento de la sociedad civil, han permeado la percepción de los menores de edad.

Dentro de este marco, la Estrategia Nacional de Drogas 2011-2014 del gobierno anterior no funcionó, pues no se logró reducir en un 15% el consumo anual de marihuana en escolares, una de sus metas autoimpuestas.

La nueva administración del Senda cambia la forma de abordar la prevención en el ámbito escolar, integra a la comunidad educativa, que incluye también a los padres. Se iniciará una prevención universal a todos los establecimientos públicos y subvencionados durante todo el ciclo escolar, pero especialmente entre 5º y 8º básico, cuando los niños comienzan el uso experimental de drogas, alcohol y tabaco. Se realizará prevención selectiva a niños y adolescentes vulnerables, con factores de riesgo o que han iniciado el consumo de drogas.

De esta manera, desde una mirada biopsicosocial, y no individual, de la problemática de las drogas, Senda inicia un cambio de estrategia, donde se refuerza el trabajo territorial, en conjunto con diferentes ministerios en la comuna, disminuyendo el riesgo y aumentando los factores protectores de la población infanto-juvenil.

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