Campaña por el consumo responsable apunta a los efectos sanitarios y sociales del beber en exceso.
Con un llamado a los jóvenes a evitar conductas de riesgo en las fiestas de fin de año y las vacaciones, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) lanzó una reformulada campaña en medios radiales y digitales “Cuidemos a los amigos. Si vamos a celebrar, tomemos conciencia”.
La directora de la institución, Lidia Amarales, señaló que este esfuerzo apunta al consumo responsable de alcohol: “Hemos rescatado una expresión muy nuestra, con la que demostramos aprecio incluso a gente que a veces apenas conocemos, para cuidarnos entre todos: ¿Somos amigos o no somos amigos?”.
Según recordó, el consumo de alcohol es una de las principales causas globales de muerte y morbilidad evitables. En Chile, una de cada 10 muertes en personas de 15 años o más son atribuibles a dicha sustancia, cifra que aumenta a casi una de cada dos en varones de entre 15 y 29 años. Es decir, a diario se registran 27 casos fatales por este motivo.
“Creemos firmemente que podemos disminuir estos índices si, a la labor preventiva que Senda realiza en los ámbitos educacionales, laborales y comunitarios desde diversos ámbitos de intervención, se suman las personas que día a día viven esta problemática en sus familias o sus barrios y realizan un abordaje conjunto, enseñando casos de éxito”, recalcó la autoridad.
Para la directora del organismo, “nuestro mensaje busca aumentar la percepción de riesgo en relación a las consecuencias y daños socio-sanitarios del consumo riesgoso de alcohol, aquel que por su cantidad, patrón o circunstancias acrecienta la posibilidad de daños a la salud propia o de terceros”.
Amarales aseguró que Senda ha adoptado tres de las 10 últimas medidas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS): medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol, la disponibilidad de alcohol y el marketing de este tipo de productos.
“En 2015, esperamos desarrollar la coordinación con las municipalidades respecto de patentes de alcohol, fiscalización de venta en menores y horarios de expendio, así como la prevención en espacios de esparcimiento juvenil con una mirada de gestión del riesgo, campañas comunicacionales y prevención vial, con el plan Control Cero Alcohol. La idea es intervenir tanto en consumidores como expendedores para que exista una cultura de responsabilidad en el consumo de alcohol”, puntualizó.
Impacto sanitario y social
Particularmente nocivo para jóvenes, los más expuestos a situaciones de riesgo como accidentes y lesiones que producen un gran impacto sanitario y social, resulta ser el patrón de uso en los chilenos revelado por el último Estudio Nacional de Drogas en Población General, en el que 40,8% de las personas de entre 12 y 64 años declaró haber consumido alcohol en el último mes, de los cuales 52,1% reconoció haber ingerido cinco o más tragos (4 o más en las mujeres) en una misma ocasión.
“En la población de entre 15 y 24 años, la cantidad supera los 80 gramos. La situación en los jóvenes es extraordinariamente preocupante, considerando que existe contundente evidencia sobre los efectos nocivos del alcohol en personas que no han completado su neuro-desarrollo”, dijo Lidia Amarales.
La autoridad lamentó que sólo 2% de los bebedores exhiba un patrón considerado moderado y continuo, calificado como “protector cardiovascular”, el consumo se concentra en sólo 1,6 días de la semana, mientras que 70% lo hace de manera intermitente y excesiva.
A su vez, el estudio en escolares mostró un consumo superior al 35% en ambos sexos. Entre los estudiantes que reportaron haber bebido el último mes, la proporción que declaró haber bebido cinco o más tragos en una sola ocasión de 62,8%, es decir, casi dos de cada tres tuvieron al menos un episodio de consumo intenso (embriaguez).
Por lo mismo, la ingesta excesiva es la principal causa de años de vida saludables perdidos en toda América Latina, superando factores de riesgo como la obesidad. Usando metodologías para la estimación de carga de enfermedad y muerte evitables, se estima que una disminución de 20% en el consumo nacional, podría evitar más de 1.300 fallecimientos cada año.