El trabajo juega un rol significativo y positivo en la vida de las personas: satisface las necesidades básicas, proporciona relaciones sociales, brinda una red de apoyo, entrega la posibilidad de experimentar la iniciativa y la creatividad, despliega habilidades y aumenta la autoestima, entre otras cosas.

Sin embargo, también se puede convertir en un factor de riesgo para el consumo de alcohol y otras drogas, debido a la falta de reconocimiento laboral, sobrecarga de tareas, turnos excesivamente largos, desmotivación, clima laboral negativo, etc.

La prevención del consumo de alcohol y otras drogas es una tarea que involucra a todos los miembros de una organización, sea ésta una institución pública o empresa privada.

Una organización que se asume como preventiva innova en la mirada para tratar el tema de la prevención del consumo de alcohol y otras drogas, transitando desde un enfoque centrado en factores protectores que puedan evitar y/o retrasar la aparición de tales conductas, en donde las condiciones del entorno también ejercen una influencia en la salud de todos los trabajadores.

Por lo tanto, en el contexto laboral, la cultura preventiva puede definirse como el conjunto de creencias, actitudes y prácticas, compartidas por los miembros de una organización, que se expresan en patrones de comportamiento que ayudan a promover una conducta saludable respecto del consumo de drogas y alcohol (SENDA, 2012).

Una cultura preventiva es una actitud colectiva que se construye a través de procesos sociales con una mirada a largo plazo, en donde existe la voluntad y capacidad de ejecutar estos cambios y de ser coherentes en sus decisiones y en la práctica organizacional. Implica considerar las características de una población, incluyendo sus estilos de vida, tradiciones, creencias, actitudes y prácticas como referencias esenciales para la generación de estrategias de intervención en la organización.

En este sentido, las intervenciones preventivas están dirigidas tanto a la gestión que realiza la organización para desarrollar, incentivar y fortalecer una cultura organizacional de prevención del consumo de drogas y alcohol, como también a las estrategias de promoción y prevención dirigida directamente a los trabajadores en su rol de agente preventivo, tanto en la organización, como su entorno familiar y personal.